Este escrito nace tras haber escuchado numerosas veces la frase que le da título: "No sé que elegir", "Esto/él /ella no me llenan", "Es que nada me llena", "No quiero hacer nada", y muchos ejemplos que apuntan a lo mismo (Ya tratamos el tema de la elección en: Vocación y elección. ¿Dónde empieza mi deseo?
Últimamente hablamos mucho de la etapa infantil y la adulta (Al final todo se trata de narcisismo), la primera, donde todo se nos da o casi todo, de forma que el niño se permite construir una realidad en base a una fantasía proyectada que se mantendrá en la que será colmado en su deseo porque él lo vale, ¿Acaso podría ser de otra manera?, pronto va apareciendo la segunda, donde el amor ya no es incondicional, hay que ganárselo, ya no se le da por el mero hecho de existir sino que ahora hay que negociar con una realidad, antes sometida que ahora se revoluciona y somete sin piedad a los sujetos que la habitan. Esto implica una puñalada al narcisismo forjado de la primera etapa y manejarlo va a requerir poner en marcha todos los recursos psíquicos.
Bien, se puede apreciar que en la realidad (o irrealidad) uno se siente lleno, en el sentido de colmado, no se siente apenas la necesidad porque rápidamente se satisface. Digamos que el sentido de la vida viene dado en tanto que no hay necesidad de preguntarse nada porque nada falta... aún. Cuando aparece la falta (y debe aparecer) las personas podemos sentir el vacío y la necesidad de, ahora sí, llenarnos, frente al ser llenados de la fase anterior. Este vacío es el que nos mueve a hacer cosas, trabajar, amar, ponernos en juego, lo que implica ceder y renunciar en nuestro narcisismo, es decir, donde hacemos algo para conseguir algo ponemos en juego nuestro narcisismo. Por ejemplo: Si me gusta una persona y voy a decírselo, me la juego, pongo en juego mi narcisismo que puede quedar herido si soy rechazado, si no hago nada, mi narcisismo se preserva. Este ejemplo se puede extrapolar a hablar en público, ir al gimnasio, estudiar, buscar un trabajo, amar (¿Por qué sino hay tanta gente que prefiere renunciar al amor?), etc... Se resume, como decía, en que antes nos querían por existir y ahora nos van a querer... o no, si hacemos algo.

Cuando el adolescente, pero en España de casi 30 años dice: "No sé que elegir, que estudiar, en qué trabajar, etc.., porque no hay nada que me guste/llene", tiene razón, el problema es que seguramente vive con sus padres, es mantenido, le hacen todo o casi todo y la falta no le es presentada ni sufrida. De este modo muchas veces, o no eligen nada o eligen en base a fantasías narcisistas o al deseo de otro que les dice lo que "es mejor para ellos", como si alguien pudiese saber lo que es mejor para alguien, o no eligen nada y como en los ejemplos del principio no ponen el narcisismo en juego y se permiten quedarse en la fantasía "Si yo estudiase aprobaría", "si yo hiciese esto...", sin entender que elegir siempre conlleva una pérdida porque no están dispuestos a perder nada. El problema es que antes o después llega la falta, por ejemplo cuando mueren los padres y aparece la angustia, a veces inmanejable.
por eso es importante el encuadre del analista en la consulta, para que el sujeto no pueda poner sus reglas en un dispositivo al que como a la realidad, hay que someterse, no al analista, sino al análisis propio, hay que hacer falta, para que el sujeto pueda extrapolar lo que construye en su análisis al resto de su vida, para poder amar y trabajar, para poder realizarse, para poder estar mejor. Hacer (Construir) falta para poder.
Luis Martínez de Prado.
Psicólogo / Psicoanalista / Formador.
Director de: www.psicocatedra.es
Consulta: 34 686 77 41 39 / psicodinamika@gmail.com
Skype: psicodinamika / www.psicodinamika.blogspot.com
Quiero empezar mi psicoanálisis:
www.psicodinamika1.blogspot.com
https://psicodinamika.blogspot.com
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