Quiero empezar mi psicoanálisis

lunes, 20 de julio de 2020

El síndrome de Áspersor: La culpa siempre la tiene el otro

          


          Este título humorístico es en honor a un maestro amigo que utiliza el término "aspersor" (Jugando con la terminología Asperger) para referirse al acto de echar la culpa al otro. Decíamos en otro escrito que de nuestra posición somos siempre responsables, en palabras de Lacan, pero eso no es fácil. El otro, que puede ser una persona, el universo, el virus, la suerte, etc, puede ser un comodín muy recursivo para no asumir lo propio.

          ¡Pero yo me quejo porque tengo razón! Con más o menos razones o con más o menos concordancia con la realidad, pero si uno se fija demasiado en la paja del ojo ajeno es para evitar ver la viga en el propio y además si mira tanto es porque algo de la viga, inconscientemente sabe. Este saber no sabido se entromete en los pensamientos y en los actos y uno tiene que hacer algo para bloquear su salida.


          En lo relacionado a sus vínculos siempre es el otro el que se equivoca, en el trabajo son los demás los que lo hacen mal, no es un vago, es que hay crisis, no está gordo, es el metabolismo, los satélites que nos espían, el gobierno, los jefes, el orden mundial, el capitalismo, el comunismo... Siempre lo ajeno.
 

          Lamentablemente al final, uno es lo que hace, los resultados y la realidad hablan y poco le importan las quejas. Uno es lo que hace y en base a eso construye y sostiene su posición en el mundo y tiene que ver con elecciones. Hasta en las realidades más reducidas se toman decisiones y uno se construye su propio camino.
 

          ¿Pero cómo sé dónde termina la responsabilidad del otro y empieza la mía? ¿Cómo saber a quién echar la culpa? Es que no se trata de culpas, la responsabilidad individual nunca termina. Si uno se queda con esa persona de la que tanto se queja tendrá que preguntarse por qué, si no se mueve del trabajo donde no le merecen deberá virar el foco hacia sí mismo con la consiguiente angustia: "Si me quedo, igual es porque sí lo merezco". Uno merece lo que está dispuesto a darse, lo vemos en muchos pacientes que se quejan y quejan de su situación pero a la hora de comprometerse para cambiar se van. La queja por tanto es sinónimo de resistencia, resistencia al análisis, resistencia a estar mejor. Esto ya lo descubrió Freud antes de inventar el psicoanálisis.

          Después de todas las historias y películas que uno quiera contarse y a quien quiera atribuirle su suerte, será uno mismo el que pague las consecuencias de sus elecciones. Muchos deciden escucharse y asumir las interpretaciones generantes de ese oleaje, luchar contra esas resistencias que siempre están, no se trata de absolutos y tomar la dirección de su deseo... Y el deseo cuesta, duele y jode, es por eso que se reconoce, pero eso será para otro texto.


Luis Martínez de Prado.

Psicólogo / Psicoanalista / Formador.
 


Director de: www.psicocatedra.es

Consulta: 34 686 77 41 39 / psicodinamika@gmail.com


Skype: psicodinamika Consulta online y presencial en Madrid. A domicilio


Quiero empezar mi psicoanálisis:



No hay comentarios:

Publicar un comentario