Quiero empezar mi psicoanálisis

domingo, 17 de mayo de 2020

Recrearse en el miedo: Covid-19

Imagen del telediario de TVE del día 14 de abril de 2020, conducido por la periodista Ana Blanco.


                  
           ¿Han pensado alguna vez qué harían algunas personas si no tuvieran algo a lo que tenerle miedo? ¿Conocen a gente que en más de una ocasión o de forma general buscan como sea un objeto al que temerle? ¿Se han quedado sorprendidos al escuchar a esa persona hablar de eso una y otra vez como si... como si lo necesitase? Nos preguntamos hoy entonces: ¿Qué pasaría con esas personas si desapareciese ese objeto temido?

           Teniendo en cuenta que todo lo que proyecta la psique y en lo que se proyecta tiene una función en la misma y esto no quiere decir que sea bueno en lo consciente, tendremos que pensar que tanto el miedo (y no hablo de su función biológica: Miedo) como el objeto que lo encarna tienen una razón de ser aunque parezca, en algunos casos estar fuera de toda razón. Tendremos que ir a mirar, como siempre, al inconsciente.

            Vimos sobre esto en el escrito: "Gozando de la queja", bien podríamos titular a este gozando del miedo y esto ya nos da una pista.

            Las satisfacciones psíquicas pueden producirse de muchas maneras y se van creando desde la infancia, digo que se van creando porque de alguna manera una vez que algo produce satisfacción deja una huella por la que para la siguiente vez que se necesite se seguirá el mismo camino. Se produce lo que llamamos una fijación. Ahora esa forma de satisfacción ya puede funcionar como un recurso, como una adicción, como una repetición. Por eso muchas veces son difíciles o imposibles de reconducir, pero para algo está el dispositivo analítico, para aprender a gozar de otra manera que le haga mejor al sujeto.

            En esta época, que es justamente de miedo vemos el virus y la pandemia monopolizan las conversaciones, las noticias y nuestras cabezas, me encantó por eso esta imagen. En algunas personas, que a veces las evitamos sólo por tratar de no deprimirnos comprobamos que necesitan hablar continuamente de eso y contagiar el miedo, más contagioso que el virus, como si de alguna forma lo necesitasen.

            En estos casos vemos como la pulsión de destrucción empuja hacia satisfacerse en torno a ese objeto temido sobrevalorado, que como sabemos se produce por desplazamiento. Pensar continuamente en ese objeto de miedo le permite a esa persona no pensar en otras cosas que le llevarían a la angustia: Frustraciones, asuntos de los que no se ha hecho cargo, o la angustia en sí. Podemos decir que la sobrestimación del objeto y del miedo que se padece es casi proporcional a la angustia que le espera si se deshace ese desplazamiento. Decimos casi porque, por supuesto, la función de este desplazamiento es evitar y reducir la angustia. Siempre producirá menos angustia el objeto nuevo que el originario (Igual que en las fobias). Para esto de cómo funciona el desplazamiento ver: ¿Cómo evitamos la angustia? El desplazamiento en la vida cotidiana. 

            ¿Qué pasaría si se rompe este desplazamiento? Que la persona tendría que hacerse cargo de lo que más le angustia, de que el Covid, el confinamiento, la cuarentena, la pandemia, etc, no era más que un señuelo para evitar algo peor. Se estaba sustituyendo algo propio por algo ajeno.

              Al no haber pasado por un análisis no se han dado cuenta de que es más caro sostener la mentira que hacerse cargo de la verdad, sólo que la verdad quizá conlleva una carga afectiva más intensa, al menos al principio. Por eso, en esta época de miedo y angustia donde muchos prefieren a veces, incluso apagar el televisor, otros prefieren recrearse en el miedo, ante la incredulidad de algunos que les escuchan que al final prefieren distanciarse. No llegan a entender que cuando desde lo externo se señala un objeto al que temerle, será perfecto para conectar en él nuestros miedos más profundos y que por más temido que sea siempre será menos tenebroso que nuestros propios temores.

              Atravesando su propio fantasma quizá uno pueda entender que los miedos son como la sombra que cuando se huye de ella se hace más grande pero que si uno la mira y le e pone luz resultó no ser para tanto.


Luis Martínez de Prado.


Psicólogo / Psicoanalista / Formador.





Director de: www.psicocatedra.es





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