Quiero empezar mi psicoanálisis

martes, 15 de marzo de 2016

El hueco del hueco de la cama

          

          
          
                               "Me duele tu ausencia en mis noches".
                                 Visto en Internet.


          En el escrito anterior: "Amar/amarse diferente para no naufragar", hablábamos de cómo nos aferramos a los objetos, y como cuesta dejarlos ir como cuando el náufrago se juega la vida por rescatar la pelota "amada".

          Para seguir hablando de esto de los objetos y el hueco que dejan cuando no los tenemos se me ha ocurrido contar algunos ejemplos que me encuentro últimamente. Y si hablamos de hueco o agujero ¿Qué hueco es más angustiante que el hueco de la cama, la denuncia infranqueable de que falta el objeto de Amor? 

          Decía Lacan que el amor es "Dar lo que no se tiene a quien no es". Esta frase se puede pensar de muchas maneras y desde muchas perspectivas y darle vueltas y vueltas (seguramente lo que Lacan quería). Y es de esas frases que van cobrando significados según lo que uno va vivenciando. Una forma mía de mirar esa frase me lleva a pensar que idealizamos el objeto de amor, conocemos sólo una parte de ese objeto, el resto lo construimos en base al ideal de lo que queremos que sea. Por eso "no es". Uno trata de que ese objeto se ajuste a ese ideal, a lo que nosotros queremos que sea, pero lo que es es otra cosa, que se ajustará o no a esa imagen que hemos querido crearnos (para la cual influirán mucho los modelos de amor que hemos mamado. Ver: "Somos como nos quisieron").   


          En las parejas en las que después de la pasión del principio empieza a ver reproches, riñas, etc, en muchos casos no se trata del reproche concreto de: "No has comprado lo que te pedí", "me hablaste mal", no te haces cargo de...", sino del reproche al ideal, que parecía que era pero no: "No eres como yo imaginé que serías, ajústate a ese ideal en el que mi deseo te encuadró, sé como YO quiero que seas".

          Si sostenemos lo anterior, podemos decir que el objeto amado viene fallado, pero viene fallado porque el otro pone un ideal en él, es decir, pone su falta, su hueco, por lo que el otro ya es un ser rellenado con "el hueco" de uno.

          Desarrollaremos lo anterior más ampliamente en otro escrito, pero ahora vamos a ver que pasa cuando ese "ser hueco" falta. La falta denuncia un agujero, y si a la persona le quitan el objeto de amor o se va se caerá por ese hueco. Lo intentará rellenar como pueda, consiguiendo otra pareja, con actividades, etc...

          Y es en la cama donde uno no se puede escapar de ese agujero, por la noche, cuando uno va retirando las pulsiones del mundo y se van conectando en ese dormitorio vacío. Por eso en esos momentos surge la angustia, la ansiedad, la tristeza...

          Decía que cada uno trata de rellenar ese hueco como puede, hay quien ante un corte se busca alguien muy rápido para remplazar el objeto perdido y solapa una relación con otra, hay quien se acuesta con muchas personas para que ese hueco no parezca vacío, hay quien incluso vuelve a dormir con papá/mamá o con algún hijo. Pero estas formas de relleno son a la vez una trampa, porque en el propio tapón de ese hueco se denuncia el hueco, y porque el hueco es para un objeto que se ajuste al ideal perdido que ya se ajustaba/asociaba a una identidad, a la otra persona perdida. Por lo tanto este mecanismo va a fallar. 

          Pero hay otras formas más sutiles y curiosas para tapar este hueco, muchas de ellas que las hacemos en nuestra cotidianidad y no nos damos cuenta. Por ejemplo un caso que me contaban de una mujer que mientras se estaba separando llenaba el hueco donde antes dormía su marido de cojines, un hombre cuya cama tenía dos almohadas y al estar sólo la segunda la ponía en posición vertical, incluso se abrazaba a ella, un caso donde la persona, que acostumbraba a leer antes de dormirse y se dejaba un libro al lado, después varios libros, después libros, cuadernos, bolígrafos, subrayadores que le hacían compañía. otras formas de relleno quizá son dejar ropa, objetos varios, u otro caso que recuerdo de un joven que tenía su cama llena de cosas, tanto que las tenía que apartar para poder acostarse y le quedaba un pequeño hueco, todo para no sentir la ausencia. Y por último una cosa muy habitual, la de dormir en sólo un lado de la cama, dejando sitio al ausente, no sea que se arrepienta y vuelva...

          Cada uno elabora la pérdida como puede, el tema es que los objetos acompañantes le sirvan a la persona para elaborar la pérdida y no para no dejar ir. Es decir, lo es lo mismo dormirse acompañado de TU libro, a dormirse acompañado del libro de la persona perdida, aunque como digo, esto lo tramita cada uno como puede.

           La trampa de los primeros objetos, como decía, es que justamente vienen a tapar un hueco que no es de su medida, y es que primero el hueco tiene que vaciarse del todo para dejar sitio al siguiente, que va a cubrirlo. Es necesario elaborar la pérdida para luego poder compartir de nuevo, conectar, poner las pulsiones en otra persona. 

           Todos estamos en falta y tenemos un hueco que cubrir, un puente sobre la falta (porque el objeto nunca va a ser de la medida exacta que el hueco), se me ocurre que es quizá intentar cubrir el hueco del hueco lo que puede llevar a la frustración. Creo que uno tiene que desconectar de lo que ya no está, que las pulsiones vuelvan a uno y a sus cosas (sus aficiones, sus libros, sus series, etc...) y después poder conectar/compartir con quien venga, justamente porque ese hueco se quedó libre.

Luis Martínez de Prado.
Psicólogo - Psicoanalista.
Consulta: psicodinamika@gmail.com

www.psicodinamika.blogspot.com

Arte: http://cronicasusurro.blogspot.com.es/2012/08/el-vacio-que-tu-ocupas.html
           
     

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