Este artículo valga la redundancia se articula con el anterior: "Diferencias entre psicología y psicoanálisis I: Lo simbólico," que se recomienda leerlo primero. En él se hablaba de cómo el ser humano habitaba lo simbólico y por tanto los síntomas son un símbolo de otra cosa.
Otra diferencia importante entre el psicoanálisis y las demás visiones de la psique es lo que a partir de Jaques Lacan llamamos fantasma. Eso nos lleva inmediatamente a hablar de repetición. Un fantasma es algo que se repite. A nivel de la psique cuando una escena se repite nos va a remitir al fantasma, a la escena fantasmática.
Lo originario de esta escena (y ahora se entenderá porque nos va a llevar siempre a mirar hacia el pasado) está en el origen del aparato psíquico del sujeto. Cuando este aparato psíquico está en formación se van a fijar pulsiones con objetos (cosas o personas), formas de goce y escenas de amor. Vamos a centrarnos en qué es eso de las escenas de amor:
Como decía en el escrito anterior, somos del Otro que nos nombra (a través del lenguaje) y no sólo nos nombra, también nos fantasea y se forma una imagen de nosotros incluso antes de que nazcamos. Esta fantasía produce una satisfacción en quien fantasea y es que somos el deseo del Otro. Evidentemente esta fantasía nos va a condicionar en mayor o menor medida, puede ser de forma muy patológica o no pero lo que es seguro es que sin esa fantasía no se nace, no se es; y como sujetos necesitamos rellenarnos de narcisismo a partir de encajar de alguna manera en esa fantasía narcisista del Otro.
![]() |
Obra de teatro: Bona gent. |
Esta escena se convierte en algo que el sujeto lleva puesto encima y cuando salga de la familia al mundo va a representar esta escena de forma simbolica (Es aquí donde hay que entender el artículo anterior) y todos los vínculos que genere van a venir a ser sustitutos de estos actores principales que ya se han creado (y cuando tenga hijos van a responder a una fantasía creada también a partir de esta escena y van a venir a cumplir una función... y así tenemos el circulo completo).
Cada nuevo vínculo, que puede ser un amigo, una pareja, un trabajo, un jefe, un profesor, un psicoanalista, etc... va a venir a ocupar un personaje dado de antemano y como es lógico se van a vincular con ese personaje de la forma aprendida. Esos personajes nuevos, por sus características se van a asociar a los personajes dados por similitudes, es decir, un policía o un profesor, si para el sujeto representan la autoridad, se van a asemejar a quien antes la representó. Así vemos como hay quien siente que tiene cerca una autoridad y automáticamente quiere revelarse y atacar, o siente miedo, o los quiere derrocar.
En el amor va a pasar lo mismo, a la hora de construir una pareja va a representar lo que ya conoce, a repetir el modelo. Si el modelo es patológico o dicho más simple, si el modelo produce un goce inconsciente pero una insatisfacción consciente el sujeto se angustiará y fracasará en su deseo. El problema es que lo repite de forma inconsciente, de forma camuflada y sólo con una escucha entrenada en esto podrá hacer consciente lo inconsciente y mediante transferencia (Será otra de las diferencias que explicaré en otro escrito) aprehender que otra forma de amor es posible, que otro escenario es posible y que su pasado no tiene porqué convertirse en su futuro. Si no tenemos en cuenta al sujeto (lo simbólico, busv¡cando qué se repite, de qué goza, que está expresando...) y escuchamos sólo la forma consciente sólo podríamos adaptarle al goce, o sea enfermarle, consiguiendo, en esta era de tratar de dar más capacidad al yo, hacer a los sujetos más capaces de enfermar, más capaces de sobrellevar la enfermedad, de estar insatisfechos y más enfermos.
Luís Martínez de Prado.
Psicólogo / Psicoanalista / Formador.
Consulta: (34) 686 77 41 39 / psicodinamika@gmail.com / Skype: psicodinamika
www.psicodinamika.blogspot.com
Quiero empezar mi psicoanálisis: www.psicodinamika1.blogspot.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario