Quiero empezar mi psicoanálisis

lunes, 3 de julio de 2017

Enfermos del yo I

"Paradójicamente cuando uno se adentra en el psicoanálisis se da cuenta de que no venimos enfermos del inconsciente sino del yo."

Luis Martínez de Prado.

          
          A pesar de que el psicoanálisis puede considerarse uno de los padres de la psicología, actualmente no es escuchado, vemos como las corrientes actuales se hacen preguntas y se pierden al intentar responderlas, o peor, las responden.., sin tener en cuenta la óptica que el psicoanálisis si estudió, empezando por la proeza que hizo Freud de estudiar el inconsciente desde el propio inconsciente, es decir siendo un sujeto determinado por su propio inconsciente.

          Justamente, valga la redundancia, de eso se dio cuenta, de que los sujetos de la cultura somos sujetos por el inconsciente y que el yo está podríamos decir, a su servicio. Es decir, que para "curar" tenemos que partir de esa base porque sino no estamos en el plano adecuado. Pero esto se perdió hasta que lo recuperó Lacan, y una de los exponentes de una psicología que daba un papel más importante al yo fue la propia hija de Freu, Anna freud, seguida de otros muchos como Erich Fromm, Erik Erikson etc... (Autores importantes para el estudio de la psique a pesar de todo esto) cuando el psicoanálisis se volvió más comercial en EEUU como si el capitalismo estadoinidense transformase todo lo que toca en algo vendible, guay, comercial... ahora el psicoanálisis molaba. Esta es uno de los ganchos que les imprimió Lacan, que sí se encargo de recuperar las teorías de freud: "Lo que Freud introdujo a partir de 1920 son las nociones suplementarias entonces necesarias para mantener el principio del descentramiento del sujeto. Pero lejos de hbérselo comprendido como debía, hubo una avalancha general, verdadera liberación de colegiales. ¡Ah, el buen yo otra vez con nosotros! ¡Qué alivio, volvemos a los caminos de la psicología general!... Fue una alegría poder creer nuevamente que el yo es central. Y, como su más reciente manifestación, tenemos las geniales lucubraciones que en este momento nos llegan de ultramar.
          
           El señor Hartmann, querubín del psicoanálisis, nos anuncia la gran nueva, después de la cual podremos dormir tranquilos: la existencia del ego autónomo. A este ego, que desde el inicio del descubrimiento freudiano siempre fue considerado conflictivo, que incluso cuando se lo situó como una función vinculada a la realidad nunca dejó de ser tenido por algo que, al igual que ésta, se conquista en un drama, a ese ego de pronto nos lo restituyen como un dato central. ¿Qué necesidad interior satisface el hecho de decir que en alguna parte tiene que haber un autónomo ego? Jaques Lacan, 1978.

          Evidentemente, a todos nos angustia la idea de ser determinados por el inconsciente y como la ciencia, a pesar de lo que algunos crean, no es objetiva, también el inconsciente se cuela y se trata de ver el mundo (y demostrarlo) como se quiere que el mundo sea. 

          Así aparecen actualmente numerosas tendencias que tratan de desbancar al inconsciente por ese yo al que tratan de dar fuerza, de condicionarlo de programarlo linguisticamente, basando los tratamientos en un refuerzo narcisista de la persona para que "todo lo pueda". En su propio narcisismo no entienden que la persona viene enferma de eso, de narcisismo, como todos, que el paciente viene a consulta un niño que llora porque lo tuvo todo y ahora se tiene que castrar y asumir su falta, que no, no es perfecto como mamá y papá le hicieron creer y no, no todo lo puede, poderlo todo es sólo un mensaje perverso que hace que en esta sociedad infantilizada se riegue la fantasía de niño de sus sujetos y después choquen contra la realidad y se angustien, sintomaticen y se suiciden. Esto impide lo más importante, que es lo que todo adulto entiende al madurar: que no lo es todo, que no vale todo y que no puede todo y de esta forma puede hacer algo, ser alguien y hacerse valer.

          Pero entre consumo, delirio y psicofármacos nos encontramos con jóvenes de 30 años sin trabajo y sin ganas de nada que se deprimen y/o se suicidan, hijos teniendo hijos sin querer renunciar a su posición, personas que dicen "No sé lo que quiero, no hago nada porque nada me gusta, etc..." ¡Claro! Es que nada les va a reportar lo que les daba mamá cuando eran bebés. y así, mientras miran a las musarañas pensando que el universo les dará lo que pidan lo pierden todo, porque ya no son niños, sólo en su cabeza y la realidad no perdona.


          Pienso que a través de un análisis uno puede dejar de llorar por no ser el niño deseado que fue y empezar a desear y a construir algo como adulto que pueda disfrutar, esa quizá sea una definición de felicidad.

Luís Martínez de Prado.
Psicólogo / Psicoanalista / Formador.


Consulta: (34) 686 77 41 39 / psicodinamika@gmail.com / Skype: psicodinamika

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