Quiero empezar mi psicoanálisis

viernes, 1 de septiembre de 2017

El terrorismo como acto perverso y las respuestas terroristas de Facebook



          
       

             Ante los últimos atentados terroristas como los perpetrados en Barcelona y Cambrils, cuya autoridad ha reclamado el grupo ISIS: 

             En la sociedad de la desinformación -donde Internet torna en un medio de expresión- las redes sociales funcionan como un test proyectivo a través del cual el sujeto se desnuda más de lo que parece. Como un fallido pero que es un acto que no falla el sujeto dice más de lo que dice sin saber que lo dice, pero que una oreja crítica percibe como cuando el paciente llora al contar las maldades que el Otro ha obrado en él pero que al decirnos después cómo educa a sus hijos, cómo se comporta con la pareja y con los amigos, cómo trata a su mascota o nos habla de una visión personal sobre la política, el fútbol, la educación, etc..., uno interpreta: ¿Pero no es eso similar a lo que se queja? 


            Se ve entonces un modo de repetir y de gozar de seguir siendo maltratado pero ahora maltratando al otro, ocupando el otro extremo de la misma cuerda. Repetir para no recordar que diría Freud. 


            Llama la atención la rápida y fácil solución que muchas personas aportan ante el problema del terrorismo: Poner una bomba en tal país, atacar las mezquitas, deportar a los extranjeros, sacar el ejército a la calle, etc… Ante la angustia tratan de tomar un atajo para calmarla como el que está deprimido y va a un brujo para mágica y rápidamente ponerse bien. El “atajo”, es un acto perverso que trata de esquivar la castración (son conceptos psicoanalíticos que se pueden traducir como que uno no se quiere adaptar a la realidad, la cual le impone normas y de forma infantil la intenta destruir para conseguir sus objetivos), que no quiere pasar por el aro de la cultura y rechaza la norma como el niño que se encapricha con algo y como no lo puede conseguir se enrabieta y lo arranca. Esto es el terrorismo, una imposición del narcisismo propio al Otro, a la realidad. Un dardo en la cultura que pretende negar la castración diciendo: “Yo no me adapto a la comunidad, yo no me castro, yo me quedo con mamá, mi realidad vale más que la tuya”, así trata de esquivar el Edipo negando la norma y el freno pulsional que impone la cultura.


            Por eso el acto de terrorismo es un acto perverso y por eso, desde el complejo de Edipo se puede analizar lo social (Ver: V Seminario: Estudio crítico del sujeto individual y políticodesde el psicoanálisis: Este año una mirada desde el complejo de Edipo)


            El niño, por medio del atravesamiento del Edipo debe aprehender que para adaptarse a la cultura (comunidad) y que la propia cultura trascienda ha de poner un freno a su satisfacción total en función de ésta; a cambio de esto, eso sí, vivirá: “Un malestar en la cultura”, pero necesario. Va a entender a través del nombre del padre (que no necesariamente lo representa el padre, ni siquiera lo masculino, sino la mirada que le devuelve la figura a la que mira la y reconoce la madre), que el incesto está prohibido, que mamá no es de él sino de aquél al que ella mira/ama y que para salir al mundo siendo amable y con la posibilidad de amar tiene que pasar por el aro de la castración (simbólica): Que simplemente implica que se adapte de una forma u otra a esta “ley simbólica”. Con esto habrá pasado de ser un perverso polimorfo a un neurótico, en el mejor de los casos, como diría Freud.


            Por lo tanto, ese malestar en la cultura necesario sería la neurosis (el sujeto normal) y esta neurosis un punto de llegada siendo la perversión un lugar anterior, algo que no llega a la neurosis.


            A nivel social podríamos aplicar un proceso similar donde, como la psique individual, todo neurótico es un perverso frustrado, es decir, un niño que quiere satisfacerse completamente pero que ha sido obligado a hacerse adulto. El resurgir de ese niño caprichoso es lo que pretende el acto terrorista. La sociedad y los diferentes sectores de la misma necesitan, como el niño, una evolución, un atravesamiento del Edipo donde entender que para avanzar como civilización hay que castrarse y que el acto perverso sería a la sociedad normal frente a la perversa lo que el hombre frente al animal. Viendo las respuestas dialécticas ante los atentados que se leen en las redes sociales uno se da cuenta de que esto está lejos de ocurrir, ya que se ve más la respuesta perversa-fácil (si no me gusta algo lo destruyo), porque lo fácil y rápido es lo perverso, lo que no requiere una actitud crítica, lo que no llama, por ejemplo, a la lectura de: “El malestar en la cultura” de Freud, donde explica todo esto. Así, se leen cosas como: “Lo que hay que hacer es bombardear X país”. No se dan cuenta, desde la ignorancia, que también son terroristas y que sus respuestas son reflejos de repetición que se identifican a los mismos que critican como el paciente que comentaba al principio.



            Son embaucados como el perverso seduce al neurótico, que quiere gozar de la libertad sin culpa del primero sin darse cuenta que es la libertad que deja sin límite la propia pulsión de autodestrucción que termina, como en muchos adictos, en una sobredosis de satisfacción-goce y en muerte.


            Justamente el hecho de que se quiera calificar de terrorista sólo al otro y nada a uno mismo, justamente no querer ver en el otro algo nuestro es lo que hace que se nos cuele por el ángulo muerto de nuestra ignorancia esto del terrorismo (Ver: Matar la pulsión de muerte mata), sin darnos cuenta de que cada uno tiene una responsabilidad, un papel en un escenario donde se es más protagonista de lo que se cree, que las palabras, las redes sociales, la ignorancia intencionada, etc, representan lo que parece una metástasis de perversión en la sociedad actual, dando la razón a los pensadores más pesimistas de tiempos anteriores, tan rechazados como acertados.


            Los Edipos mal atravesados tanto individuales como sociales se mejoran con análisis permitiendo al niño llorón convertirse en un adulto que puede ser feliz.


Luís Martínez de Prado.
Psicólogo / Psicoanalista / Formador.


Consulta: (34) 686 77 41 39 / psicodinamika@gmail.com / Skype: psicodinamika

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