Quiero empezar mi psicoanálisis

miércoles, 6 de mayo de 2015

IN-SIGNIFICANTE(S): LOS RESTOS DEL OTRO

El psicoanalista Manuel Magnante Bello nos ayuda a entender el atravesamiento del humano por la cultura a través del lenguaje, que nos socializa, nos incluye y nos excluye, y que nos nombra antes de existir. de como el deseo del otro puede causarnos estragos o puede empujarnos a la cura cuando opera el deseo de cura del analista. Una visión poética justamente de la poesía que nos determina.

 IN-SIGNIFICANTE(S): LOS RESTOS DEL OTRO

Manuel Alessandro Magnante Bello.
 Lic. Psicología Clínica – Orientación Psicoanalítica.

 ¿Qué es el nihilismo sino estar cansado del hombre? Friedrich Nietzsche 

        El ser humano es un ser social en la medida que puede comunicarse con otros y eso es posible a través del lenguaje en común, es decir, de un sistema de signos de significado universal en el que la palabra reposa, se funda y se articula en discursos específicos. La lengua, por tanto, es parte del lenguaje, es su producto social. Ferdinand De Saussure nos demuestra esto en su obra "Curso de lingüística general", obra póstuma redactada por colegas suyos. A través de su enunciado del signo, el significante (S) y el significado (s) sostiene firmemente su postura tomada ulteriormente por Lacan para su reinvención del psicoanálisis freudiano: "El significante es una imagen acústica". De Saussure hizo lo que en su época era necesario hacer para que Lacan lo retomase y como muchas obras más les diera otra dirección y horizonte, este es sin dudas el progreso del psicoanálisis y el psiquismo del hombre, donde se ha demostrado incesantemente que el hombre es un tesoro de significantes que no le son propios sino que le han sido habitados por el Otro, por su deseo, y con un vehículo particular, arbitrario y paradójicamente subjetivo: El lenguaje. Es decir, el hombre en el campo simbólico existe, y existe gracias al Otro que le habita con significantes de algún deseo, pero el hombre no-es-un-ser. Solo existe.

        La imagen acústica es una referencia un tanto compleja pues indica un proceder cognitivo y altamente cultural, aparte de lingüístico para su entender que en el sentido de la palabra es lógico, más no apreciable a simple vista. La imagen acústica hace referencia al significante (imagen "x", enunciación, audición, imagen "x" "y" "z") obviamente en tanto este es enunciado por un transmisor e imaginado por su receptor, esta es la conceptualización y operación del significante como imagen acústica, una transmisión del enunciante, y muchas imágenes para el receptor con el fin de localizar la imagen y concepto propio que le es referido, que de entrada comienza a hacer referencia al deseo del Otro, y sus vías de desplazamiento y condensación (metáfora y metonimia) a modo de ejemplo se puede tomar una palabra: Árbol. Esta palabra inmediatamente al ser escuchada o recibida de inmediato crea una imagen para significar referencia a esta misma, una imagen concreta, ahora, lo que refiere a la cadena de significantes es que hay miles de clases de árboles: Chaguaramo, camoruco, caucho, cedro, apamate, roble, caoba, merecure, samán, etc (por hablar de los más emblemáticos en Venezuela). Y esto tomando una palabra por sí sola, pues el significante varía en su función y transmisión en la medida que le son agregados más significantes (Articulo, adjetivo, sujeto, verbo, predicado, emoción, tono, volumen, deseo, metonimia, metáfora, etc.) En concordancia con la re significación de Lacan se puede sostener en que el lenguaje es apertura del mundo interno del sujeto y de la Otredad que este involucra, en tanto que como el mismo Lacan sostiene: "El lenguaje está primero al hombre". Es preciso diferenciar el lenguaje y el hablar: El lenguaje es el conjunto de signos y símbolos a disposición de un sujeto en una determinada cultura para establecer un discurso. El hablar es la utilización y articulación del lenguaje como medio para el sujeto producir un discurso específico que permita exteriorizar su acontecer interno hacia el vínculo social. Aquí hare una parada para poder dar apertura a un tema crucial sobre la instancia de la letra, del significante y de la existencia subjetiva, este es: El nombre.

        Se está habitado de lenguaje y por consiguiente de significantes desde antes de nacer, ergo, se está habitado de los restos del Otro. Precisamente porque antes de ser ya se existe con un nombre que desde el Otro tiene un significado, sea manifiesto o latente, donde metafórica y fantasmaticamente se deposita un primer deseo del Otro dando una travesía y atravesamiento del Otro sobre el cuerpo psíquico ajeno a su deseo, pero sujeto a él en fin. En este sentido, se comienza a volver sujeto-social, vía lenguaje donde paradójicamente el "Yo" hablando religiosamente, es la construcción a la imagen y semejanza del deseo del Otro. El nombre, la firma, la elección objetal, incluso hasta la castración son respuestas acordes al deseo del Otro, en tanto esto puede ser sostenido a través de una figura topológica como lo es "toro" que nos demuestra como el deseo del sujeto es una ilusión que recorre con goce el vacío de la demanda del Otro. De no ser así, la teoría del estadio del espejo y su relación con la psicosis no tendría validez, pues con basamento en el mito de narciso que se ahoga al ver su reflejo es apreciable hasta donde se llega el deseo del Otro, la perversión del Otro en nombre del amor. Es decir, el psicótico, es psicótico porque el otro lo configura así, no permitiéndole el desarrollo de su configuración espacial y temporal aislándolo en el deseo materno y su narcisismo primario (caso autista), es psicótico porque el otro al desearlo para sí y anular el vínculo con el otro (semejante), produce el mecanismo operativo llamado forclusión, pues en toda estructura esta la castración, solo que lo que las diferencia son mecanismos específicos en respuesta hacia la castración, y su proceder en base al mismo deseo del Otro. Con respecto a los afectos, como lo único que no engaña, que se distingue del significante, podemos adelantar con respecto a la psicosis que es una farsa sostener que el psicótico no se angustia o no tiene pulsión, si es así entonces ¿cómo es que toma agua cada 5 minutos? ¿Porque grita o se angustia? ¿Cuál es su significado en el delirio y la alucinación sino es una operación no-completa del lenguaje donde solo existe la metáfora pero no la transformación del significante como lo es la metonimia?. El psicótico, contrario a lo que dicen muchos psicoanalistas, no carece de lo simbólico (Significante), lo tiene, pero forcluido precisamente, es decir, alejado, distante, y cerrado, pero allí esta. Es por esta observación que el trabajo analítico con la psicosis va de hacer una suplencia, un sympthom, algo que anude de una u otra manera el significante. Y esto por solo hablar del psicótico y su lugar respecto al significante, pues en el terreno de las neurosis o las perversiones hay mucha más “Tela para cortar”.

        Todo esto nos ha de indicar entonces que el sujeto es In-significante, es decir, está cargado de significantes, está cargado de otredad, del deseo, del mandato, de imagos, que bien lo configuran como neurótico, perverso o psicótico en el “peor” de los casos. Esto quiere decir en el sentido más estricto que la elección, en tanto es elección de un significante, no es elección de nuestro deseo, sino que el deseo está configurado por la demanda del Otro y que el deseo del sujeto se perfila como lo menos natural del sujeto como diría Lacan: "El deseo, es el deseo del Otro".

        Esto viene a ser entonces direccionado, extendido siniestramente y cumplido por vía a su vez de nuestras tendencias e inclinaciones sociales entre otras: La iglesia, el ejército, la política, el equipo de futbol, la pareja, etc. Son simples formas de repetición a través de las elecciones ideológicas u objetales, en sus diversos significantes. Es decir, no nos gusta el dinero, sino lo que ello simboliza para el Otro y que hace efecto sobre nosotros. La congruencia que pueda mantener el significante como síntoma, no está distante de un carácter fantasmatico como revelador de lo inconsciente (saber) y del Otro, tal como observamos en la presentación de palabras que definen una suerte de deseo en contextos altamente simbólicos y representativos de la historicidad del sujeto, como: “Libertad”; “Amor”; “Paz”; “Felicidad”, que increíblemente tienen más relación con la Otredad del ser sujeto, que con el individuo mismo. Hermann Hesse decía: "Nuestras inclinaciones tienen una asombrosa habilidad para disfrazarse de ideología", y esto es precisamente lo que nos demuestra la labor analítica y su teoría. Nuevamente que la construcción desde el Otro es a través del resto que este deja, que con el símbolo (palabra) lo vehiculiza e inscribe en el sujeto dejándole entonces un lápiz que no es suyo, con una letra que no conoce en una hoja que no le pertenece.

        Es precisamente aquí donde pretende llegar la labor analítica, brindarle al sujeto un lugar y un tiempo sumamente valioso para pensar(se), para cuestionar(se) y para editar(se) en su travesía que había llevado con la mochila del Otro, es por ello que el analista trabaja por su transferencia, su inconsciente, su palabra, y como tal, desde lo simbólico a lo real, no deseando nada al sujeto, salvo el deseo de análisis, para así poder brindar al sujeto la emergencia de-su-ser-ahí, si desease algo sobre el sujeto estaría en resumidas cuentas extendiendo la existencia del sujeto, existencia que viene a significar que existe para el Otro, pues un analista deseante de curar es para el analizante un equivalente de un vaso de agua salada para un sediento, en resumidas cuentas, no ayuda, y mantiene con sed al analizante, una sed en el orden de su-ser.

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